domingo, 4 de marzo de 2018

LOS VIAJES DE GULLIVER

Jonathan Swift fue un escritor satírico irlandés. Su obra principal es Los viajes de Gulliver de la cual os dejo el enlace por si os interesa saber mas y que os hablaré ahora a continuación, constituye una de las críticas más amargas, y a la vez satíricas, que se han escrito contra la sociedad y la condición humana.

Jonathan Swift fue educado por su tío Godwin, ya que su padre falleció antes de que él naciera. Durante su niñez, vivió en medio de una gran pobreza.​ Estudió en el Trinity College de su ciudad natal. Concluidos sus estudios, se trasladó a Leicester para estar junto a su madre, Abigail Erick. Pronto se le presentó la oportunidad de trabajar como secretario del político inglés sir William Temple, escribiendo para él y llevándole sus cuentas, para lo que se trasladó a Moor Park en SurreyInglaterra, en 1689


En clase hemos leído un fragmento de su obra más importante,"Los viajes de Gulliver". Lo más sorprendente o por lo menos lo que más me ha sorprendido a mi es la relación entre el humano y el animal, ya que en esta obra se habla con un caballo pese a que esté no le entiende bien.

Tras leer este texto la profe nos mandó hacer una reflexión, teníamos dos opciones y a mi me ha parecido interesante reflexionar sobre la mentira, sobre como sería la sociedad si no existiera la mentira. He cogido algo de ayuda de algunas páginas pero la gran mayoría es fruto de mi imaginación:

Estoy segura de que todo el mundo en algún momento de su vida ha mentido o sentirá, siempre habrá un momento en el que haya que mentir para salir bien parado, o sólo por necesidad, y yo creo que es totalmemþe correcto y a veces cuando es para hacer el bien es hasta sano. 
Decir la verdad en cada momento de la vida, yo creo que además de maleducado, sería insoportable
Mentimos porque es lo correcto para no traspasar ciertas barreras irrenunciables. 
El libre albedrío a la hora de expresar lo que opino de las cosas acaba donde empieza la ofensa o el daño de quienes tengo alrededor. Así pues, no es sensato, ni deseable, ni educado, plantarte en la oficina y decirle a tu compañero de pupitre: “Apestas”. Puede apestar y puede que agradezca que se lo comuniques, también es muy posible que él no sea consciente de que, además de incomodarte a ti, incomoda a otros, ni de que, de hacerte caso, podría mejorar mucho su vida social y hasta la sexual, pero verbalizar una cosa que debería haber detectado solo se vuelve doblemente dolorosa por no haber sido así (es un ignorante) y por haber generado un mal clima a sus espaldas durante mucho tiempo.
Por el buen funcionamiento de nuestra sociedad hay que ceder, hay que callar, hay que adular y hay que modular un determinado comportamiento cosmético. 

1 comentario:

  1. Jjaja. Es verdad que hay que distinguir entre el callar y el mentir. Y también es verdad que cuando nos piden una opinión, puff. A veces hay que disimular un poco!

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